Nueve millones de parados

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“He tenido que echar el cierre. La crisis me ha dejado sin clientes y sin ingresos y el crédito del ICO no me da para pagar las facturas”. Quien habla es Verónica, una joven emprendedora de 26 años que acaba de ver morir a su primer negocio, un centro de estética que abrió hace dos años. Hoy es 30 de abril de 2010 y la Encuesta de Población Activa (EPA) acaba de confirmar que la tasa de paro supera el 20% por primera vez desde 1997. En España hay 1,8 millones de ‘ninis’, jóvenes que ni estudian, ni trabajan. Ella se siente privilegiada. Una luz se vislumbra al final del túnel. Parece que la economía ha dejado atrás las tasas de crecimiento negativas y empieza a remontar. Pero lo peor está por venir. Los españoles aún no saben que en poco tiempo van a recibir la segunda embestida, la más dura, de lo que se va a bautizar como la ‘Gran Recesión’. Palabras como “coronavirus”, “confinamiento”, “desescalada” o “nueva normalidad” no están todavía en el imaginario de nadie. Ese drama llegará una década después y la generación de Verónica será una de las que más sufran el impacto económico de una pandemia mundial, cuando todavía no hayan terminado de recuperarse de la crisis anterior.

1 de junio de 2008
Verónica alquila la planta baja de una peluquería en la que va a montar su propio negocio de estética. Lo hace gracias a un crédito del ICO de 15.000 euros que no terminará de pagar hasta el año 2015. Pero todavía no lo sabe y queda mucho para eso. El Gobierno se resiste a hablar de crisis y titubea con términos como “desaceleración”. El 15 de septiembre quiebra Lehman Brothers. Se acaba el verano y España entra oficialmente en recesión. Lo que viene después es de sobra conocido: el pinchazo de la burbuja inmobiliaria y el colapso del sector de la construcción; las quiebras de empresas; los despidos; el cierre del grifo del crédito; los hogares endeudados; los impagos; los desahucios. La España de los 4 millones de parados, que luego serán 5, y después más de 6. La tasa de desempleo disparada al 27% en 2013 y más de dos millones de hogares con todos sus miembros activos en paro.

Verano de 2014
Brotes verdes en la economía. Y Alberto sigue yendo cada mes a renovar el paro a la oficina de empleo. Lleva haciéndolo dos años, desde que dejó de trabajar en una empresa de reformas, y es consciente de que pronto se le acabará la prestación. Le preocupa su mujer, que tres días a la semana limpia en casa de un matrimonio que le paga ‘en B’, y sus dos hijas, “que comen gracias a las ayudas del colegio, porque difícilmente podemos pagar el alquiler”. “En la televisión dicen que ya hemos salido de la crisis, pero yo no lo veo”, asegura este padre de familia golpeado por la segunda oleada de la Gran Recesión. No imagina que el mercado laboral seguirá sin recuperarse del shock seis años después. La remontada empieza desde muy abajo. La crisis ha destruido tres millones y medio de empleos y muchos ciudadanos se han quedado atrás.

Marzo de 2018
Seis empleos mileuristas después, Verónica se incorpora a un centro de estética recién inaugurado. Ya tiene 34 años, está a punto de casarse y ve el futuro con optimismo. La economía española crece a un ritmo vigoroso y, aunque sigue habiendo más de tres millones de parados (en torno al 15% de la población activa) y una tasa de temporalidad enquistada en el entorno del 25%, ha conseguido un trabajo fijo. Son buenas noticias. Mientras tanto, en el panorama internacional empiezan a sonar tambores de crisis al compás de la escalada de las políticas proteccionistas. Pero en casa todo parece estar bien. Eso sí, algunos (tan prestigiosos como el Fondo Monetario Internacional) advierten de que muchos países no han aprovechado los días de sol para arreglar el tejado y temen inundaciones cuando lleguen las lluvias. De momento, cielo despejado.

Diciembre de 2019
Suena “coronavirus” en los medios de comunicación. Viene de China. Calma en España. Enero de 2020: “Es una gripe”. En febrero este diario publica que Nadia Calviño ya tiene montado un gabinete de crisis para monitorizar el impacto de la pandemia en la economía española.En público, la vicepresidenta habla de efectos “transitorios” y “poco significativos” para nuestro país. El virus se propaga por Europa a toda velocidad y el 14 de marzo el Gobierno decreta el estado de alarma y el confinamiento de la población. Dos semanas después, la actividad económica no esencial entra en estado de hibernación hasta mediados de abril. El FMI no tarda en bautizar esta nueva crisis como el ‘Gran Confinamiento’.

Jueves, 19 de marzo de 2020
La empresa comunica a Verónica la iniciación de un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) por causa de fuerza mayor derivada del Covid-19. A sus 36 años, la vida profesional de esta joven se trunca de nuevo. Sufrió en su incorporación al mercado laboral y vuelve a sufrir ahora. “Somos una generación perdida. Sobre nosotros recae la responsabilidad de subir la natalidad y en estas condiciones es imposible”, denuncia. Es una entre los más de 4 millones de trabajadores afectados por ERTE. A estos se añade el millón y medio de autónomos que se han visto obligados a cesar su actividad. Además, un millón de trabajadores, la mayoría temporales, han sido despedidos por esta crisis y se han sumado a los más de tres millones de parados que había previamente, de los cuales dos millones cobraban prestación de la Seguridad Social. También se han registrado medio millón de bajas laborales por la enfermedad del Covid-19. En suma, hay nueve millones de personas en situación similar al desempleo. Es un récord histórico.

Hay nueve millones de personas en situación similar al desempleo. Es un récord histórico.

30 de abril de 2020
Verónica sigue sin cobrar el ERTE. Como muchos de los expedientes iniciados a finales de marzo, el suyo continúa atascado en las oficinas de empleo. Desde el Ministerio de Trabajo insisten en que “todos los trabajadores van a cobrar sus prestaciones a principios de mayo”. Incluso, se ha llegado a un acuerdo histórico con la banca para adelantar los pagos. Los funcionarios teletrabajan a destajo para dar salida a todas las solicitudes, pero el cuello de botella es estrecho. Guillermo lleva más de un mes esperando a recibir una confirmación del Sepe. “Me despidieron en pleno estado de alarma y envié la solicitud de prestación de paro el primer día que habilitaron el enlace en la web. “Tu solicitud ha sido procesada correctamente (…) En breve se procederá a hacer efectiva tu inscripción como demandante de empleo y posterior reconocimiento a la prestación por desempleo”, se lee en una captura de pantalla de la página web del Sepe que remite a este medio por vía telemática. En tiempos del coronavirus, en la España de los nueve millones de desempleados, la cola del paro es virtual.

Las prestaciones no llegan, pero los gastos no han desaparecido en abril. Quien haya tenido suerte habrá negociado una rebaja del alquiler con un casero solidario. El Gobierno ha puesto en marcha un escudo social ambicioso que, sin embargo, en muchos casos no está cubriendo todo lo necesario. Cada vez más voces, desde la izquierda y hasta la derecha, urgen la implantación de una renta mínima que permita subsistir a determinados colectivos. Y mientras tanto, asociaciones como Cruz Roja no dan abasto. Prevén atender a 1,3 millones de personas durante la emergencia sanitaria para paliar los déficits sociales que ha provocado el confinamiento, incluidas las pérdidas de empleo y de capacidad adquisitiva. Saben, por la experiencia de circunstancias pasadas como la crisis de 2008, que supuso años de trabajo continuo para la recuperación, que es necesario un plan de acción que permita prorrogar las ayudas una vez finalice el estado de alarma.

“En estos momentos estamos centrados en atender las necesidades básicas de personas que se han quedado sin empleo, están en un ERTE o han visto reducida su capacidad adquisitiva”, explica Maika Sánchez, responsable del Plan de Empleo de Cruz Roja. Atiende a empleadas del hogar, trabajadores de la construcción o autónomos de todos los sectores que han tenido que cerrar su negocio. Lo que piden y lo que se les facilita, esencialmente, son alimentos. “No tienen ni para comer”, especifica Sánchez. Ella lleva 20 años en la asociación y asegura que nunca, ni en la crisis de 2008, ha vivido una situación similar. La avalancha de consultas sobre ayudas y prestaciones públicas que reciben a diario ha puesto la maquinaria asistencial a pleno rendimiento. En paralelo, tienen activas a más de 16.000 personas en búsqueda de empleo, la mitad de las cuales se han sumado durante el estado de alarma. Cada vez tiene más claro que la remontada no será repentina, que la recuperación será lenta.

Jueves, 30 de abril de 2020
El INE avanza el mayor desplome de la economía española desde que arranca la serie histórica, en 1970. Ya nadie duda que el país está viviendo su momento más crítico desde la Guerra Civil y muchos miran de reojo a los años 2008 a 2013 porque es la experiencia más cercana para medir el impacto social de la quiebra de un país. Sin embargo, aunque las consecuencias del Gran Confinamiento y las de la Gran Depresión puedan ser similares, el origen es claramente distinto: la crisis de 2008 fue sistémica y estalló en el sistema financiero, mientras el ‘shock’ actual parte de un parón repentino y forzado para hacer frente a una emergencia sanitaria. Aunque existe una gran incertidumbre sobre el desenlace de esta crisis, los expertos coinciden en que el ritmo de recuperación dependerá de la velocidad a la que se levanten las medidas de contención. Todo apunta a que las consecuencias perdurarán en el mercado laboral. Es seguro que la España de los nueve millones de parados será temporal, pero qué parte de esa cifra se logrará reducir y, más importante, en cuánto tiempo, es una incógnita.

En la madrugada del Primero de Mayo, al filo del plazo establecido en la normativa europea, el Gobierno remitía sus previsiones a Bruselas. El primer balance de daños oficial es desolador: la pandemia se llevará por delante el 9,2% del PIB y cerca de dos millones de puestos de trabajo en 2020. En solo unos meses, la tasa de paro se irá por encima del 19%. Y la recuperación no será rápida. El cuadro macro dibuja un crecimiento del 6,8% en 2021 que, pese a ser intenso, está lejos de cubrir toda la caída de este año, y una tasa de desempleo todavía por encima del 17%. Parece claro, por tanto, que en los libros de historia económica la gráfica de esta crisis no aparecerá como una ‘V’ y que la economía española y el mercado laboral sufrirán los estragos de esta pandemia durante años.

Lunes, 11 de mayo de 2020
El centro de estética donde trabaja Verónica tiene previsto retomar la actividad, pues ya pueden atender a los clientes, eso sí, de uno en uno y con cita previa. Durante estos días han estado organizando la lista de espera y ahora están focalizados en preparar los protocolos y el material necesarios para garantizar las condiciones de seguridad en el local. El negocio se reanuda, pero la incertidumbre sobre el desempeño en los próximos meses es total. El ERTE se levanta, pero no saben por cuánto tiempo. Todas sus esperanzas están puestas en una recuperación rápida de la demanda y el consumo. Esperan salir adelante pero, sin duda, la generación de esta joven y la sociedad en su conjunto va a quedar marcada para siempre por este drama sin parangón en la historia de España.https://desdemibalconweb.files.wordpress.com/2020/06/704a0-cbg_toadallycute_banner.png

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